NUESTRA HISTORIA

En su origen, la fábrica surge bajo un sistema cooperativo de agricultores

Alcalá Oliva adquiere la fábrica de aceite e implementa nuevos sistemas de producción.

La empresa invierte en una planta de envasado, anexa a la fábrica, para comercializar el producto con su propia marca, Alcalá Oliva.

Santiago Pérez Anguita, propietario de la compañía, inventa y patenta Minioliva, el envase que pronto se convertirá en nuestro distintivo.

Con la incorporación de la nueva generación en la empresa familiar, se dan los primeros pasos en la exportación y se sientan las bases para el futuro desarrollo y mejora de la actividad de envasado y comercialización.

Se expande la gama Minioliva, incorporando las primeras vinagretas y aceites aromatizados.

Minioliva recibe el Premio a la Innovación en la feria SIAL París,
una de las ferias más relevantes a nivel internacional para el sector alimentario.

Se invierte en una nueva planta de envasado, que cuenta con una moderna bodega de aceite y almacenes, donde se traslada también la sede de la compañía.

En las nuevas instalaciones, se lleva a cabo la rehabilitación de un antiguo molino de aceite, dando origen a nuestro Museo del Aceite de Oliva con su tienda de venta de aceites especializada (oleoteca)

Minioliva recibe el Premio a Mejor Producto en la feria NRA, (Chicago), una de las ferias
con mayor relevancia internacional para el sector de la hostelería.

Se invierte en una segunda línea de producción para el formato Minioliva y se preparan nuevos lanzamientos de productos y formatos de venta.

Se implementa un cambio en la imagen corporativa. Hoy en día, ambas marcas coexisten, Alcala Oliva, bajo la que comercializamos los formatos más grandes y clásicos, y Minioliva, que representa el mundo de las monodosis.